post-title Cómo mantener mi entusiasmo por orar https://soyimaster.com/wp/wp-content/uploads/2020/05/Como-mantener-mi-entusiasmo-por-orar-portada.jpg 2020-05-11 13:43:17 yes no Posted by Categories: Consejos

Cómo mantener mi entusiasmo por orar

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Cómo mantener mi entusiasmo por orar
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Mantener mi entusiasmo por orar no es tarea fácil, pero en este articulo te explicaré lo que hago para lograrlo.

Por mucho tiempo he tenido repetidamente el mismo problema y es como un ciclo sin fin. En un principio me siento débil espiritualmente y necesito urgentemente buscar a Dios en oración. Y no es algo que hago a la ligera, sino que busco un lugar secreto de mi propia casa y allí me acerco tímidamente a Dios en oración. Es tan viva esa experiencia que siento que debo confesar mis faltas, mis rebeliones, mis tristezas, mis angustias y toda esa carga espiritual que llevo encima.

Durante esta oración de confesión y arrepentimiento, siento como todo ese malestar espiritual se va desvaneciendo y en cambio Dios me llena de Paz y Seguridad. Es un intercambio bastante injusto: yo entrego basura y Dios me entrega riquezas. Es tan grande su amor que así Él lo ha determinado.

Casi concluyendo esa oración experimento algo así como una vibración, es difícil de describir para mí, pero es como si mi piel se erizara desde mi cabeza hasta mis pies. Es como una muestra de que Dios ha puesta su mano sobre mí. A veces inicia en la cabeza y otras veces en el hombro, pero sin importar donde inicia el resultado es el mismo. Mis ojos se humedecen y empiezo a derramar lágrimas. Cuando esto pasa mi oración se detiene y se convierte en alabanza.

“¡Oh amor de Dios! brotando estás, inmensurable, eternal, por las edades dudarás inagotable raudal.”

Creo que de esa manera Dios responde de forma inmediata, me da la certeza de su existencia y la seguridad de haber escuchado esa oración. Tomando en cuenta de que al inicio no me sentía merecedor de que la escuchara.

Esta experiencia provoca en mi ese deseo de fortalecer el hábito de orar, pero a medida que pasan los días y meses voy perdiendo esa debilidad que me impulsaba a estar más conectado a Dios a tal grado que mis oraciones se hacen superficiales y cortas. Creo que es debido a que ya no siento que debo confesar algo. Y empiezo a decir en mis oraciones: «Señor perdóname, si he cometido algún pecado»; pero en el fondo de mis pensamientos no encuentro pecados por los cuales pedir perdón. Pero se que debo tenerlos ya que el pecar esta en nuestra naturaleza como humanos Esto hace que descuide mi oración no dedicándole el tiempo necesario ni la ora correcta, a veces dejando este compromiso para la ultima hora del día cuando ya tengo sueño y no me concentro bien.

Con el tiempo esta aptitud me lleva al descuido completo de la oración, a la autosuficiencia espiritual y finalmente a debilitarme espiritualmente. Así comienzo a caer en pecados que ya creía superados y otros de los que no conocía en los que era susceptible. Todo esto ocurre hasta cuando recapacito, reconozco mi necesidad de Dios, reconozco mi debilidad espiritual e inicia nuevamente el ciclo.

No hay un tiempo exacto en que toma este ciclo en completarse. A veces puede tomar años completar el ciclo y otras veces meses, pero es algo que inevitablemente pasa.

Creo que es algo que no sólo me pase a mí, sino que muchos o quizás todos lo experimentamos. Cada uno con situaciones diferentes, con una que otra variante, pero es algo real. Y meditando en esto me atreví a pedirle a Dios que me diera luz sobre este tema. Le pregunté en oración: ¿Cómo hago para mantener mis oraciones de tal manera que no decaiga mi entusiasmo con el paso del tiempo?

Esto le pregunté hoy en mi oración matinal, necesitaba ese conocimiento, y mientras seguía conversando con Él me invadió un pensamiento que me impulsó a pedir por mis amigos que tengo muchos años de no ver. Uno por uno, fueron pasando sus nombres y rostros por mi mente; y se los presentaba a Dios pidiéndole que los proteja y aliente. Amigos que están fuertes otros que han caído presas de grandes tentaciones. Inclusive personas con las que he tenido conflictos en el pasado y que les he pagado mal y otras que me habían echo daño. Sin importar las diferentes circunstancias en las que nos conocimos, el Espíritu Santo me las presentaba y yo pedía por ellos.

¿Será que Dios no demoró en responder y me dijo que dejara de pensar en mí, en mis debilidades y comenzara a interceder por las perdonas que me rodean? ¿Será esto la esencia de una oración constante y que con el tiempo me hace más fuerte en vez de debilitarme?

No es un secreto cuando en su palabra leemos que debemos interceder por nuestros hermanos en oración. Es muy importante hacer esto, no superficialmente. Debo pedir por la protección de mis amigos, de mis enemigos, de mis familiares, de mis conocidos. Debo conversar con Dios como converso con un amigo. Contarle lo que hice ayer y los planes que tengo para hoy, contarle sobre mis proyectos futuros y sobre mis temores, mis deseos mas anhelado. Debo pedir perdón cuando cometa un error y no por pedir, ya que no es requisito pedir perdón cada vez que conversas con Dios. ¿Quién les pide perdón a sus amigos cada vez que se reúne con ellos? No es normal tener un amigo y que este te pida perdón cada vez que conversa contigo.

Si Dios es mi amigo, debería entonces tratarlo como tal y de esa forma mi entusiasmo por orar se mantendrá.

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